¿Están seguros los seguros? Crear seguros en la era de la incertidumbre.

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En su libro El mundo de ayer el escritor austríaco Stefan Zweig comienza describiendo su infancia en la Europa de antes de la guerra mundial. Zweig se refiere a este tiempo como la edad de oro de las compañías de seguros.

Un mundo que progresaba, pero que lo hacía de forma lineal y predecible: conquistando derechos, afianzando negocios y mejorando la calidad de vida de millones de personas.

Un espejismo que hizo florecer esperanzas, ideas y fortunas pero que desafortunadamente se acabó de la noche a la mañana golpeado por el horror de una guerra que supuso el soterramiento de todo lo logrado.

Ahora viajemos hasta el mundo de hoy y miremos a nuestro alrededor: en este siglo y pico hemos, en teoría, hemos seguido conquistando derechos, mejorando la calidad de vida de millones de personas… y ¿lo de afianzar negocios?

Estamos viviendo la edad de oro de la disrupción en los negocios.

Asistimos a un escenario en el que compañías con más de 100 años y un legado sólido pero pesado se enfrentan cara a cara a otras que en menos de 15 años son capaces de liderar sectores, como aquellas que componen nuestro IPO Index.

Han cambiado masivamente comportamientos y formas de consumo, han surgido nuevas propuestas de intercambio de valor y se están creando nuevas narrativas que redefinen discursos que llevaban siglos sin cuestionarse.

Y en toda esta amalgama de incertidumbre, cambios y redefinición de modelos parece que hay un gran damnificado: los seguros.

Sector seguros: ¿cómo se enfrenta una industria cuyo negocio se basa en el control de riesgos y los predecible a un mundo arriesgado e impredecible?

Muy sencillo, cambiando el foco.

Tenemos que dejar de ver los seguros como servicios de gestión del miedo, y convertirlos en lo que fueron en su origen: comunidades de apoyo.

Con este simple cambio de perspectiva, todas las tendencias que están definiendo la era digital se ponen a nuestro favor.

Las redes de individuos nos dan estructura y alcance. La economía colaborativa ya es una realidad. Estamos en un mundo conectado donde millones de individuos pueden crear organizaciones descentralizadas basadas en intereses comunes. Eso ya está pasando y los seguros pueden y deben convertirse en plataformas de apoyo para esas redes.

La tecnología nos aporta ubicuidad. Los sistemas tecnológicos ya no son un totem inamovible, ya no son un secreto indescifrable, y si lo son, hay un problema. La tecnología de hoy en día está adaptada a las necesidades de las personas y los negocios, y no al revés. Los seguros tienen la capacidad de desintermediar infinidad de procesos y entrar en contacto directo con la vida de sus clientes.

La inteligencia artificial nos vuelve más humanos. El machine learning permite automatizar tareas sin valor agregado, optimizarlas y utilizar a las personas para lo que de verdad sirven: aportar creatividad y valor. La inteligencia artificial permite crear de sistemas de información y gestión automáticos que potencian y empoderan servicios de atención al cliente mucho más humanos.

El cambio comportamental se convierte en nuestro aliado. La gente está cambiando sus hábitos y costumbres de manera masiva: empieza a aparecer conciencia de uno mismo como un hub de datos que se pueden medir y controlar (quantified self). Los seguros no solo tienen que estar agradecidos, porque es una tendencia positiva para ellos, sino que tienen que participar como actor relevante en estos cambios.

Así que para responder a la pregunta ¿Están seguros los seguros? Aquellos que estén dispuestos a crecer exponencialmente, a aprovechar el poder de la tecnología, a cambiar al mismo tiempo que cambian sus clientes y a volverse más humanos… estoy seguro (nunca mejor dicho) que sí, están muy seguros…

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