Distorsión de la relación clásica renta variable y fija

Históricamente ha existido una correlación negativa entre la renta variable (acciones) y la renta fija gubernamental (bonos del Estado), por lo que al incluir ambos activos en una cartera de inversión estábamos diversificando el riesgo. De ahí surgen algunas de los portfolios más conocidos, como el clásica 60/40 (60% renta variable y 40% renta fija).

Esta relación clásica se ha ido distorsionando en los últimos años, otra de las consecuencias de las inyecciones masivas de liquidez de los bancos centrales (link). En la imagen podemos ver la correlación histórica entre la renta variable europea (MSCI World) y el bono alemán a 10 años (bund), como vemos esta correlación hasta hace poco era negativa y alta, de forma que en la crisis financiera y años posteriores la renta fija se revalorizaba en momento en los que las acciones caían y viceversa. Sin embargo, en los últimos años esta correlación se ha ido a 0 (sobre todo en 2020) de manera que la relación entre ambos activos parece aleatoria.

La cuestión es si esta distorsión es algo temporal o permanecerá en el tiempo, lo que significaría que la renta fija ya no prestaría una de sus utilidades principales que es la de cobertura frente a la renta variable y tendría implicaciones de gran calado en el diseño de carteras.

Fuente: Nordea

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